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Un mapa que define lo que debe aplicarse

La Agricultura de Precisión es una filosofía de producción que viene ganando reconocimiento y adeptos de año en año. Puede decirse, como una simplificación muy grande, que reconoce la existencia de variabilidad de la tierra productiva, no solamente entre diferentes lotes sino también dentro de cada lote, y busca ajustar el uso de los insumos de acuerdo con el criterio de “manejo sitio específico”.

Ello implica que dichos insumos se aplicarán en forma de “dosis variable” de acuerdo con las características que son propias de cada “ambiente”.

Así, a modo de ejemplo, las zonas más productivas de cada lote, recibirán a la siembra, una mayor cantidad de semillas por hectárea y mayor cantidad de fertilizantes, ya que la extracción de nutrientes será mayor.

Esta distribución de los insumos dependiendo de las características de cada ambiente se hace, mediante un profundo estudio y análisis agronómico que se plasma, mediante un software denominado SIG (Sistema de Información Geográfica), en un mapa de prescripción que es, en definitiva, donde queda definida esta distribución desuniforme.

Ahora bien, si la confección de este mapa no es una tarea sencilla para siembra y fertilización, para el caso de las aplicaciones de agroquímicos presenta una complejidad aún mayor. ¿Cómo plasmar en un mapa, en forma rápida, práctica y económica una aplicación en dosis variable de insecticidas o fungicidas? Evidentemente estas aplicaciones no responden a un criterio de repetibilidad previsible y exigen de tecnologías avanzadas aun en desarrollo.

Sin embargo, en el caso de las malezas, la gran mayoría de los especialistas coincide en que las mismas no se presentan en forma continua, sino como “manchones” con contornos bastante definidos y con un cierto grado de repetibilidad de año en año. Ello permitiría la confección de un mapa de prescripción para la aplicación de herbicidas que, en un nivel de complejidad inferior, se puede basar en la aplicación o no, dependiendo de la presencia o no de malezas, y, en una instancia más compleja eventualmente optar entre dos o más herbicidas dependiendo de la población de malezas de cada manchón.

La primera de las opciones, es decir aplicación SI-NO, puede adaptarse muy bien a los sistemas de manejo principal de barbechos en siembra directa. Con ello se lograría un importante ahorro de herbicida, que según autores varía entre el 20 y el 80% dependiendo del nivel de enmalezamiento, con el consecuente menor impacto ambiental que ello implica.

Con respecto a la elaboración del correspondiente mapa de prescripción mediante el uso de un programa SIG, en un trabajo llevado a cabo en el Instituto de Ingeniería Rural se analizan las diferentes posibilidades para confeccionar estos mapas, de forma tal que se ajusten a la realidad productiva local, teniendo en cuenta su factibilidad económica y practicidad.

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