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Mantener los suelos cubiertos siempre, una decisión estratégica

Ante la llegada del fenómeno El Niño resulta fundamental pensar estrategias de manejo sustentables que disminuyan el riesgo de erosión hídrica frente al exceso de lluvias que puede presentarse. En este sentido, los cultivos de cobertura (CC) son una alternativa para proteger el suelo y al tiempo mejorar estructura, incrementar en la infiltración del agua al perfil y aumentar de la actividad biológica, la captura y reciclado de nutrientes en el sistema -nitrógeno y fósforo principalmente.

Otros de sus beneficios consisten en incrementar el carbono del suelo y ayudar en el control de malezas resistentes a herbicidas. Las especies más utilizadas en la Argentina son el centeno, el triticale, trigo, avena (entre las gramíneas) y la vicia entre las leguminosas.

“Un suelo bien manejado puede ayudar a prevenir las inundaciones con esquemas de rotación que incorporan a las gramíneas y cultivos de cobertura”, indicó Marcelo Beltrán, investigador del Instituto de Suelos del INTA. De esta manera, “los CC absorben excesos de agua que serán utilizados para fijar carbono y con ello incrementar el contenido de materia orgánica del suelo, contribuyendo, además, a la mitigación de la emisión de GEI”, señaló.

En esa línea, Beltrán consideró que estas buenas prácticas mejoran la estructura y permiten que no se forme una costra superficial: “El suelo va a ser más saludable, va a mantener la porosidad y va a poder infiltrar el agua para su utilización en los cultivos comerciales generando un impacto positivo sobre los rendimientos de los cultivos comerciales”. El investigador también aseguró que “contribuyen a que se reduzca la erosión, todo lo que es el sellado del suelo, todo lo que es el movimiento de suelo superficial por escorrentía”.

De acuerdo con Beltrán, particularmente en años con altas precipitaciones, los CC “permiten usar el excedente de agua para generar biomasa vegetal y de esta forma fijar carbono desde la atmósfera en sus tejidos, mitigando el cambio climático”. Luego, “los residuos vegetales servirán como cobertura del suelo disminuyendo el impacto de la gota de lluvia y la escorrentía de agua”, explicó el investigador. Además, agregó que “en estos años particulares, permiten reducir el excedente de agua de los potreros permitiendo el ingreso de las maquinarias en forma anticipada a los lotes para realizar labores de siembra”.

El impacto del agua en los suelos desnudos es la rotura de poros por el impacto de la gota de lluvia y el sellado del suelo. “Esto genera que el agua no pueda ingresar por infiltración y se mueva en superficie arrastrando sedimentos y generando erosión por surcos“, puntualizó Beltrán.

En esa línea, agregó: “si hay pendientes, se generan escorrentías con pérdidas de sedimentos, minerales y orgánicos, con lo cual el suelo siempre tiene que estar cubierto”.

Por su parte, Patricia Carfagno, investigadora del mismo instituto, consideró que “en los años con altos niveles de precipitación, los CC son importantes en suelos de baja capacidad de almacenamiento de agua, porque tienen poca profundidad y peligro de anegamiento”. Entonces, “un CC va a ayudar a disminuir ese anegamiento porque va a utilizar el agua para generar materia verde”, afirmó. En línea con Beltrán, destacó que “esto aumenta la infiltración, retiene el agua y esos suelos que tienen peligro de encharcarse por este sellado del suelo, con el cultivo de cobertura van a tener menos riesgo y, por supuesto, se van a controlar mejor las escorrentías”.

De acuerdo con Carfagno, “entrando en una fase Niño siempre es recomendable intercalar cultivos de cobertura”. Y agregó: “aquellos productores que ya acortaron los barbechos con cultivos de cobertura tendrían menos problemas en la recarga del perfil”.

Siguiendo a los especialistas, ante un posible aumento en las precipitaciones, sea en cantidad como en intensidad, es importante tomar precauciones en lotes que presenten una pendiente pronunciada, que refuercen los lomos aquellos que tienen terrazas en campos, que observen que no haya lomos cortados. Es decir, “la recomendación es reforzar las medidas de prevención de la erosión hídrica, sembrar perpendicular a la pendiente y proteger con los CC la superficie del suelo del efecto erosivo de las precipitaciones”, concluyeron Beltrán y Carfagno.

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