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Del laboratorio al campo: ¿cómo cuidar las tecnologías en semillas?

La biotecnología aplicada es un pilar insustituible para el manejo integrado de plagas. Dos décadas de mejoramiento genético han permitido que hoy dispongamos de materiales con tolerancia a herbicidas y resistencia a insectos. Pero, ¿cuál es el camino a recorrer para la obtención de un material transgénico?¿Cuánto tiempo lleva?¿Cómo hacer para cuidar estas tecnologías tan valiosas?

La Dra. María Luz Zapiola, Responsable del Área Técnica del Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio), nos resume la travesía para la obtención de estas tecnologías y brinda recomendaciones para cuidarlas.   

 

La odisea para un cultivo transgénico 

El desarrollo de un cultivo transgénico (CT) “no es soplar y hacer botella”, grafica la especialista. Su recorrido desde el laboratorio al campo lleva, en promedio, unos 16 años, una enorme inversión económica y esfuerzo de recursos humanos. 

La obtención de un CT implica varios escalones de investigación y desarrollo. Inicia con la definición de la característica que se quiere sumar y la identificación de el o los genes que la expresen en una especie fuente, por ejemplo bacterias. Luego vienen pruebas de concepto donde se introducen estos genes en una especie modelo, como Arabidopsis thaliana o tabaco, y se chequea que éstos se expresen correctamente. De tener éxito en lo anterior, se procede a la introducción de el o los genes en el cultivo de interés. Así, la planta transformada entra al programa de mejoramiento para la introgresión para pasar esa característica a los materiales elite. 

El proceso salta “al mundo real” en la etapa de desarrollo avanzado, para evaluar la estabilidad de la característica en diferentes genotipos y ambientes. En todas las etapas se hacen ensayos para evaluar la seguridad para el agroecosistema y el consumo humano y animal de ese producto transgénico, explica. 

El viaje no termina ahí. Antes de poder salir al mercado, se necesita “la aprobación regulatoria, que avala que el CT es tan seguro como su contraparte convencional, y la inscripción de las variedades/híbridos en el registro nacional de cultivares”. Según la experta, toda esta odisea para llegar a un CT, implica una inversión de unos US$115 millones y el trabajo interdisciplinario de diversos actores, como biólogos, biólogos moleculares, fisiólogos, agrónomos, bioinformáticos, técnicos de laboratorio, técnicos de campo, reguladores, abogados, médicos, veterinarios, entre otros. 

 

Estrategias para mantener la utilidad de las tecnologías 

Implementar acciones tendientes a retrasar la aparición de resistencia en estas tecnologías es clave para prolongar su vida útil (y los rindes futuros). Las mismas se basan en dos puntos: reducir la presión de selección y mantener bajo el número de individuos plaga. En malezas, “la principal forma de bajar la presión de selección es rotar o combinar productos con distinto mecanismo de acción. En este sentido, los cultivos tolerantes a herbicidas nos ofrecen opciones adicionales”. 

Es importante ajustar dosis y momento de aplicación y evitar que semillen para achicar el banco de semillas. “El monitoreo, la rotación de cultivos y el uso de cultivos de servicios, también contribuyen a la prevención y manejo de la resistencia a herbicidas”. 

En el caso de las “la/s proteína/s Bt usadas para el control de insectos plagas, el mismo material transgénico va estar ejerciendo presión de selección continua durante todo el cultivo”. La herramienta estrella para aflojar esta presión es el refugio, es decir, una parte del lote sembrada con un híbrido o variedad de ciclo comparable, pero no-Bt. 

“Se busca que las plagas blanco de la tecnología sobrevivan en el refugio, y se crucen con posibles resistentes, dejando descendencia susceptible y retrasando su selección”. Por último, elegir materiales con más de una proteína Bt, también contribuye a reducir la probabilidad de seleccionar resistencia en la población de insectos. “Hay que tener presente qué proteínas están combinadas en cada material y cuáles son las plagas blanco de cada una, ya que no todas tienen el mismo espectro de control”, cerró.

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