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Las materias primas agrícolas se encuentran bajo presión

La debilidad de los stocks y la sequía que hace estragos militan a favor de una suba de las cotizaciones. Abatimiento pasajero o nueva depresión aguda, lo cierto es que las apuestas están abiertas con respecto a la amplitud de la corrección de los precios de las materias primas agrícolas que comenzó el 1° de junio como las acciones. Factores técnicos o revaluaciones de los índices fundamentales, lo evidente es que varios elementos han mostrado la ola de euforia de los mercados de materias primas a lo largo de la primavera boreal.

El aumento de las cotizaciones fue vertiginoso en el segundo trimestre de 2009. Entre marzo y mayo, el maíz, el trigo y la soja subieron 31%, 35% y 42%, respectivamente. Esta suba se registró en dos tiempos, al principio por los productores y la industria agroalimentaria, luego por el regreso de los especuladores y de los inversores a largo plazo que han podido aprovechar el incremento del mes de mayo.

Toma de beneficios

El especialista Gunther Tschiderer, del BNP Paribas Asset Management explicó que los productos agrícolas aprovecharon el efecto “green shoots” (crecimientos verdes), sumado al fin de la aversión total por el riesgo y a un esbozo de optimismo con respecto al contexto económico. Las materias primas se encontraron en esta oportunidad correlacionadas a las acciones, a la baja del dólar y a las anticipaciones del mercado sobre la inflación, tema que preocupa a los fondos de pensión, las cajas de jubilaciones y las compañías de seguros.

Otra explicación del reciente repliegue de los precios de los productos agrícolas se vincula con las estimaciones de la superficie cultivada en los Estados Unidos que superaron las previsiones de los analistas. El USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) anunció el 30 de junio que en el segundo trimestre se sembraron 35,2 millones de hectáreas de maíz, es decir casi 1,2 millones de más de lo previsto y 850 mil más que en el informe de marzo. Esas conclusiones eclipsaron la perspectiva de un incremento de 11% de la demanda de etanol en los Estados Unidos para la próximo año, noticia que según el Banco Natixis habría debido sostener las cotizaciones. A corto plazo el mercado debe absorber estos datos. La suba de los precios de marzo pudo alentar a los productores a sembrar más. Sin embargo, en cifras globales, la superficie cultivada se mantiene inferior a la del año pasado. Evidentemente, se trata de una información que hace presagiar una suba de precios a mediano plazo.

Reducción de los stocks
El nivel de los stocks es muy débil. Para la soja, los stocks estadounidenses están en su más bajo nivel en 32 años. En junio, representaban 597 millones de quintales, 12% menos que hace un año. En todo caso, el nivel reducido de los stocks finales para la cosecha 2008-2009 y la perspectiva relacionada con la oferta para 2009-2010 continúa suscitando inquietud en cuanto a los aprovisionamientos futuros.

La evolución de la superficie cultivada no es sólo el único parámetro en juego sobre el nivel de los stocks. Otra incertidumbre es la meteorológica, factor determinante para los mercados agrícolas. En efecto, la grave sequía que castiga con rigor a la Argentina podría conducir al segundo exportador de trigo del mundo a encontrarse en posición de importador neto. Además, el fenómeno conocido como El Niño podría afectar a Australia, sexto exportador mundial, y a la India, segundo productor mundial de este cereal, castigada además por el retraso de los vientos estacionales. La anticipación de esta ola de calor que hace pesar fuertemente el riesgo sobre el estado de las cosechas podría alimentar la volatilidad de las cotizaciones y contrariar los aires bajistas de este “weather market”

Largo plazo
A más largo plazo, una mayor demanda podría contribuir a una suba continua de los precios. Según Emmanuel Jayet -responsable de los productos agrícolas del Banco Société Générale Cross Asset Research- “el consumo en cereales de los países emergentes va a crecer y será más amplio y consistente”.

En consecuencia, se incrementarán de hecho las importaciones de productos agrícolas de estos países. Por otra parte, Günter Tschiderer indica que no siempre estas materias primas se encuentran conectadas con otros activos, de allí su independencia y complejidad, presentando una volatilidad en promedio menos fuerte que la de las acciones, lo que permite cubrirse contra la debilidad del dólar.

En realidad, se trata de una suma de argumentos que podrían convencer a los inversores de largo plazo a mantener sus posiciones o a aumentarlas.

Fuente: Carlos Oliva Campos – LA NACION

El autor es consultor en mercados de divisas y fue fundador y gerente del Banco de la Nación Argentina en París.

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